La ciberseguridad es uno de los temas más candentes en las publicaciones sobre tecnología. Debido al aumento de estafas, la sofisticación de las mismas, así como por los medios empleados, es un asunto de gran relevancia para todos. Hoy, Día Internacional de la Ciberseguridad ponemos el foco en los pagos digitales, unas operaciones que se han vuelto del todo cotidianas, especialmente tras el paso de la pandemia en nuestras vidas.
Cuando algo se vuelve cotidiano, la confianza es la norma y, por lo tanto, dejamos de estar en alerta. Pero en cuestiones de dinero y finanzas, siempre hay que estar muy pendientes de lo que hacemos, sobre todo si realizamos pagos que viajan en el mundo virtual. La reducción del dinero en efectivo ha dejado paso a un sistema en el que el fraude y las estafas no han dejado de crecer. No lo decimos nosotros, hay datos que lo corroboran y, además, son fuentes muy importantes.
Y para muestra, un botón. En el año 2022, se registró un incremento del 30% en los informes sobre operaciones de pagos digitales con posibles signos de estafa, según el Banco de España, alcanzando un total de 34,146 casos. Dentro de esta clasificación, se resaltó un aumento importante del 109% en comparación al año previo, siendo este la principal razón de los informes. Este fenómeno se atribuye claramente a la creciente digitalización de las transacciones y el desarrollo de tecnologías con intenciones maliciosas, lo cual ha abierto nuevas oportunidades para llevar a cabo fraudes.
Al margen de ello, cabe decir que el desarrollo tecnológico es tan rápido que muchos delitos o fraudes son imperceptibles para los sistemas más potentes de seguridad.
Principales estafas detectadas en los pagos digitales
La causa de este incremento radica en la mayor complejidad de las estrategias vinculadas con las operaciones de pagos digitales. Las tácticas fraudulentas han evolucionado para aprovechar las vulnerabilidades existentes en en este tipo de transacciones, utilizando métodos cada vez más avanzados. Desde la ingeniería social y el phishing (una forma de engaño en la que los delincuentes informáticos se hacen pasar por una persona o empresa confiable para estafar a las víctimas y obtener datos personales o financieros) hasta la creación de sitios web y aplicaciones falsas que imitan a los legítimos, la creatividad en el ámbito de los fraudes parece no tener límites.
«Es crucial que las entidades financieras se mantengan en alerta y adopten medidas proactivas para resguardarse ante estas amenazas en constante evolución. La sofisticación de las estafas en las transacciones de pagos digitales es notoria. Los estafadores ajustan sus tácticas para aprovechar las vulnerabilidades en las operaciones electrónicas, empleando métodos cada vez más avanzados”. A pesar de ello, según Gabriela Giannattasio, VP de EMEA en Veritran, empresa especializada en soluciones digitales para la industria financiera, “existen sistemas tecnológicos para fortalecer la ciberseguridad que se pueden implementar para reducir al mínimo posible estos riesgos».
Veritran: la biometría 3D como escudo ante el fraude
Veritran. una empresa que opera en el ámbito de las soluciones de seguridad, poniendo énfasis en la eficacia de la biometría 3D como una de las soluciones aplicables en el contexto de la banca digital. Esta tecnología, que utiliza rasgos físicos y pautas de conducta para verificar la autenticidad, tiene diferentes aplicaciones, como el registro en canales digitales, la confirmación de pagos y la recuperación de contraseñas, entre otras.
A diferencia de la biometría bidimensional, la tridimensional se recomienda especialmente para las entidades financieras debido a su mayor nivel de seguridad y su capacidad para verificar la identidad y realizar comprobaciones rápidas de autenticidad. Además, la combinación de soluciones, como la biometría junto con el soft-token que emplea una contraseña de un solo uso, refuerza la protección del usuario.