Dentro del mundo de la ciberseguridad, existen unas amenazas que son del todo parecidas a los robos tradicionales: los ataques de ingeniería social. A menudo informamos de la sofisticación de los hackers a la hora de crear código malicioso o desarrollar puertas de entrada falsas o clones de páginas, pero se olvida que gran parte de los problemas suceden desde lo más básico.
Seguramente, la ingeniería social sea una de las materias clave en toda formación relacionada con la ciberseguridad. Y es que no todas las amenazas proceden directamente de ataques tecnológicos, como malware o hackers, sino que existe un gran número de acciones que se diseñan desde la ingeniería social, un método más insidioso y sutil. Por ello, es menester crear concienciación sobre esta metodología.
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¿Qué es la ingeniería social?
La ingeniería social se enfoca en atacar al eslabón más vulnerable de la cadena de seguridad: el usuario. Este tipo de ataque se basa en la manipulación psicológica de las personas para obtener acceso a información confidencial, contraseñas o datos bancarios. A diferencia de los ataques tecnológicos tradicionales, los ataques de ingeniería social son más difíciles de detectar y pueden operar durante largos períodos sin ser identificados.
Diego Barrientos, experto en ciberseguridad e instructor en Udemy, destaca que los ataques sin tecnología son «más peligrosos» porque no pueden ser detectados por las herramientas tradicionales de seguridad de las empresas. Esto significa que un ataque de ingeniería social puede pasar desapercibido durante meses, o incluso años, permitiendo a los atacantes operar sin restricciones sobre los activos de la organización.
5 Técnicas Comunes de Ingeniería Social
Barrientos y Udemy identifican cinco tipos de ataques de ingeniería social que las empresas deben conocer y prevenir:
1. Uso de la caridad y la reciprocidad en los controles de seguridad
Los ingenieros sociales a menudo explotan la buena voluntad de las personas. Se hacen pasar por personas vulnerables, como ancianos o niños, solicitando acceso temporal a instalaciones o recursos. Para mitigar este riesgo, es esencial que todas las personas que acceden a una empresa estén previamente identificadas o autorizadas.
2. Trashing (Recolección de información en residuos)
El trashing es la práctica de buscar información sensible en los residuos de las empresas, tanto en contenedores públicos como en los propios edificios. Para evitarlo, es crucial triturar todos los documentos confidenciales antes de desecharlos, de modo que no puedan ser reconstruidos.
3. Diálogos de ascensor
En los espacios cerrados como los ascensores, es común entablar conversaciones informales. Los ingenieros sociales utilizan estas oportunidades para obtener información como nombres de empleados clave o departamentos importantes. La mejor prevención es evitar hablar de temas laborales en estos entornos.
4. Observar el desgaste de los teclados
Sin necesidad de interacción directa, los atacantes pueden obtener información simplemente observando el desgaste en teclados o dispositivos de uso frecuente. Para prevenir este tipo de ataque, se recomienda cerrar siempre los ordenadores portátiles al dejar el puesto de trabajo y ser conscientes de quién puede estar observando en espacios públicos.
5. Solicitud de papel a recepcionistas o secretarias
Una técnica aparentemente inofensiva consiste en pedir a una recepcionista un trozo de papel para anotar algo. Los ingenieros sociales pueden analizar los restos de tinta o marcas en el papel para extraer información. La mejor práctica es asegurarse de que cualquier papel entregado esté completamente en blanco.
El futuro de la ciberseguridad y la ingeniería social
El creciente número de trabajadores formados en ciberseguridad refleja una mayor conciencia sobre la importancia de proteger la información. Sin embargo, la ingeniería social sigue siendo una amenaza significativa, precisamente porque juega con la vulnerabilidad humana. Las empresas deben estar no solo equipadas tecnológicamente, sino también educar a sus empleados sobre los peligros de los ataques basados en la manipulación psicológica.
En un mundo cada vez más interconectado y dependiente de la tecnología, la ciberseguridad debe ser vista como una responsabilidad compartida. Las herramientas tecnológicas son esenciales, pero también lo es la capacitación de los empleados para que reconozcan y prevengan los ataques de ingeniería social. Solo así podremos cerrar las brechas y hacer frente a los sofisticados métodos que los atacantes utilizan para vulnerar la seguridad de las organizaciones.