Aunque pueda parecer perfecta, Internet tiene carencias, especialmente para las personas con discapacidad. En lo que comprende a España, el país tiene una asignatura pendiente en la inclusión digital, puesto que las webs con accesibilidad digital son minoría. Este ha sido del tema de debate de la jornada “Accesibilidad Digital: Un futuro inclusivo”, organizada por la Fundación VASS en CaixaForum Madrid.
La charla se ha celebrado bajo el marco del Día Mundial de la Concienciación sobre la Accesibilidad (GAAD) y la espera de que entre en vigor el Acta Europea de Accesibilidad (AEA). Y al respecto de estos dos eventos, los datos dicen que hay mucho trabajo por delante en la inclusión digital en la red de redes.
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Solo una cuarta parte de webs con accesibilidad digital
Según el Observatorio de Accesibilidad Web, en España, apenas el 27 % de las páginas web cumple con el nivel de accesibilidad AA exigido por la normativa europea, y más del 57 % ni siquiera alcanzan el mínimo requerido. Y no, no se trata de habilitar funciones en navegadores. La Directiva (UE) 2019/882, transpuesta en España mediante la Ley 11/2023, obligará a partir del 28 de junio de 2025 a empresas e instituciones públicas a garantizar la accesibilidad de productos digitales y servicios electrónicos. No cumplir dejará de ser una carencia técnica para convertirse en una infracción legal.
La Jornada de la Fundación VASS fue inaugurada por Fernando Escobar, subdirector digital de Ciudadanía y Emprendimiento de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, quien subrayó la urgencia de una transición digital inclusiva como pilar del crecimiento económico y social. “La economía digital representa ya el 26 % del PIB. Pero para que su desarrollo sea justo y sostenible, debemos asegurarnos de que nadie quede fuera. Por eso hemos lanzado una línea de financiación de 5 millones de euros destinada a proyectos de inteligencia artificial centrados en la discapacidad”, afirmó.
En esa misma línea, José Pérez Melber, presidente de la Fundación VASS, defendió que la accesibilidad no puede ser vista como una obligación burocrática, sino como un compromiso estratégico: “La transformación digital no será real si no es para todos. Las empresas tienen la responsabilidad de garantizar que nadie se quede atrás”.
La inclusión, tal como la definió Jesús Martín Blanco, director general de Derechos de las Personas con Discapacidad, va más allá de lo simbólico: “Es presencia, participación, pertenencia y respeto. La accesibilidad es una condición básica para el ejercicio pleno de la ciudadanía digital”.
Formación, tecnología y cultura: claves para impulsar webs con accesibilidad digital
Una de las iniciativas más destacadas de la jornada fue el anuncio del nuevo módulo formativo gratuito sobre accesibilidad digital que la Fundación VASS lanzará a través de su campus virtual. Esta propuesta, abierta a cualquier entidad pública, privada o del tercer sector, busca capacitar a equipos técnicos y directivos en los requisitos normativos y buenas prácticas para construir entornos digitales accesibles desde el diseño.
Este programa se enmarca dentro de la estrategia “Talento Digital para Todos”, que combina formación, procesos inclusivos de selección y cultura empresarial accesible para fomentar la empleabilidad de personas con discapacidad. Según el último Estudio de Empleabilidad y Talento Digital 2024, solo el 35 % de las personas con discapacidad en edad laboral tiene empleo en España, frente al 78 % de la población general. Y más del 75 % de las empresas reconoce dificultades para incorporar estos perfiles, a pesar de valorar muy positivamente sus competencias.
En este contexto, la accesibilidad digital se presenta no solo como un imperativo ético, sino como una oportunidad de innovación y de aprovechamiento de talento diverso.
Una estrategia digital más humana
El panel “Estrategia Digital 2030 e Inclusividad” profundizó en esta visión a largo plazo. Mercedes Martín de Paz, de Fundación ONCE, expuso los avances del programa “Por Talento Digital”, centrado en responder a la demanda de perfiles tecnológicos cualificados con formación adaptada para personas con discapacidad. “Hay barreras competenciales, pero también estructurales. Por eso trabajamos no solo las habilidades técnicas, sino la eliminación de prejuicios y resistencias”.
Israel González Carrasco, director del CESyA, recordó que la nueva Directiva europea impone obligaciones claras y urgentes: “La accesibilidad no será un valor añadido, será un requisito obligatorio para operar en el mercado”.

Accesibilidad como cultura, no como parche
Durante la mesa “Retos de una transformación digital accesible”, representantes de empresas como BBVA, MOEVE y la Asociación Española de Fundaciones coincidieron en que la inclusión debe integrarse desde el diseño. José Luis Velázquez, Creative Tech Manager en BBVA, defendió que “la accesibilidad no puede ser una solución de última hora: tiene que estar en el ADN de los equipos y en la cultura de las organizaciones”.
Silverio Agea, director de la Asociación Española de Fundaciones, señaló el papel de estas entidades como laboratorios de innovación social y puentes entre sectores: “Somos catalizadores de cambio. El sector fundacional tiene la capacidad de unir tecnología, propósito y sociedad”.
En la última mesa del evento, representantes de ILUNION, CESyA, NATEEVO y VASS University abordaron los aspectos más técnicos de la accesibilidad digital. Desde auditorías hasta diseño de experiencia de usuario, se mostraron ejemplos de cómo convertir la accesibilidad en una práctica sistemática y transversal.
Sonia Martínez Becerra, de VASS University, lo expresó con claridad: “Formar en accesibilidad es formar en empatía, en calidad y en innovación. La accesibilidad digital no debe ser reactiva, sino estructural”.
El cierre institucional corrió a cargo de Luis Cayo Pérez Bueno, presidente del CERMI, quien lanzó un mensaje contundente: “Las personas con discapacidad aún no han alcanzado el estatuto de ciudadanía digital plena. Las tecnologías no son todavía tan accesibles como debieran. Y sin accesibilidad, no hay democracia digital”.
El mensaje final de la jornada fue claro: la legislación marca el camino, la tecnología lo hace posible, pero solo el compromiso colectivo —desde lo público, lo privado y lo social— puede garantizar una transformación digital que no deje a nadie atrás.